Pongámonos serios, personas cultas que me leen. Imagina que por azahares del destino, estas en una fiesta, ponen música suave y una chica te invita a bailar. Si porque ella estaba ahí y se sentía un poco aburrida y quería bailar con alguien, pero nadie se animaba a bailar y con ese poder de convencimiento que tienen algunas mujeres cuando te miran de forma penetrante, te invita a bailar con ella, y tú que estabas todo cortado y en un rincón, buscando como salir huyendo de ahí ya que el baile no se te da tan bien, te dejas llevar por ella y aceptas bailar ese tema con ella. Puede que aceptes de mala gana o a regañadientes y algo escéptico (quizás pensando en los pisotones que están por venir), te animas a bailar y te pierdes en el movimiento y la cadencia de la rola suave. No se sabe exactamente en qué momento pasó, supongo que después de algunos meneos suaves o roces entre ambos cuerpos (típico cuando se baila pegado) o que te dejaste llevar por la música, se sentía algo que pulsaba por abrirse paso entre ambos y que se localizaba en salva sea la parte (entrepierna). En ese momento, te sorprendes (o no) al encontrarte en esta situación. Seguramente se trata de poner la mente en blanco para tratar de frenar a Palmiche, pero lo divertido de esto (y también incomodo) es que mientras tu cabeza (la de arriba) inventa 1002 tretas para evitar la situación, la de abajo le importa un rábano todo eso y continúa en pleno ascenso.
Aquí llegamos a la parte en que, sin dejar de bailar, y sin abandonar a tu pareja de baile, resulta obvio, ahora ya no puedes despegarte aunque quieras (aunque los más expertos han salido bailando pegados por toda la casa hasta perderse de vista), llega un momento en que te turbas y viene la pena y lo que pensara la chica que baila contigo. La mayoría, al sentir que ¨algo¨ se interpone entre ambos y choca con su pelvis, hace la misma mueca de la mujer picara: La sonrisa de la Mona Lisa (Saben exactamente lo que pasa, pero les gusta jugar con la expresión incomoda y turbada de tu cara). Las más osadas se pegan aún más y siguen bailando como si nada y las más… hijas de su mamacita, pegan su boca a tu cuello o te dicen al oído algunas incoherencias de la manera más imperceptible, y tú que estabas memorizando la tabla de multiplicar a esa hora😰😰😰:
¡¡¡Albergue, De pieeeeeeeee!!!





En fin. Era necesaria esa sarta de imbecilidades para llegar al asunto.
¿Alguna vez te ha pasado esto bailando con alguien? ¿Es algo normal? Dime.
Aquí llegamos a la parte en que, sin dejar de bailar, y sin abandonar a tu pareja de baile, resulta obvio, ahora ya no puedes despegarte aunque quieras (aunque los más expertos han salido bailando pegados por toda la casa hasta perderse de vista), llega un momento en que te turbas y viene la pena y lo que pensara la chica que baila contigo. La mayoría, al sentir que ¨algo¨ se interpone entre ambos y choca con su pelvis, hace la misma mueca de la mujer picara: La sonrisa de la Mona Lisa (Saben exactamente lo que pasa, pero les gusta jugar con la expresión incomoda y turbada de tu cara). Las más osadas se pegan aún más y siguen bailando como si nada y las más… hijas de su mamacita, pegan su boca a tu cuello o te dicen al oído algunas incoherencias de la manera más imperceptible, y tú que estabas memorizando la tabla de multiplicar a esa hora😰😰😰:
¡¡¡Albergue, De pieeeeeeeee!!!
En fin. Era necesaria esa sarta de imbecilidades para llegar al asunto.
¿Alguna vez te ha pasado esto bailando con alguien? ¿Es algo normal? Dime.