La verdad es un asunto muy delicado. La Biblia dice en el libro de Levítico: Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo. Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo oscuridad la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.
Con lo de comer, se refiere a tener dentro de uno, la sangre de cualquier animal, incluído la sangre humana.
No es una norma impuesta por los Testigos de Jehová explícitamente, a decir verdad es un mandamiento o que dictó Jehová a su pueblo.
No todos interpretamos de la misma forma, por tanto cada religión crea sus propias normas basados en la palabra de Dios.
Los cristianos pese a que aceptan las transfusiones, respetan la sangre, al punto de rechazar medicamentos y alimentos.
Esta es una decisión de cada cual, creo que cada cual tiene derecho a creer y pensar cómo le parezca. Si alguien no se siente bien con la idea de portar la sangre de otro ser humano, tiene derecho a rechazarla, aunque esto implique arriesgarse a perder su vida.
Con respecto a lo de los niños, pues, es más complicado, pq generalmente estos no comprenden la gravedad de estos asuntos y no creo que sean aptos para tomar este tipo de decisiones.
En primer lugar, creo que los padres que eduquen a sus hijos en un hogar religioso, deben comprender que sus hijos crecerán y no tienen que tomar su mismo camino, por ello, con el fin de no incumplir con los mandamientos y leyes de su religión, lo mejor será esperar a que el niño(a) sea mayor de edad y comprenda si quiere seguir los pasos de sus padres o continuar por sus sendero